Se fue Piqué. ¿Qué decir de este hombre? Pues que en muchas ocasiones ha sido desautorizado desde Madrid y hasta ahora no había sido capaz de dimitir (¿quizás cobarde? ¿Quizás no tenía alternativa y ahora sí?). Ahora elogios al Ministro, etc… Recuerden que este señor ha militado en diversos partidos y ha tenido un pie en casos como el de Banca Catalana y Ercros. Muchos se alegran porqué ahora en Cataluña también tendremos PP «línea dura» (y boba). Otros se entristecen porqué Piqué era «progre», como Gallardón. Lo cierto es que este señor quería ser alguien en Cataluña y, no bastándole con su amor propio y el amor de los suyos, deseaba que el tetrapartito, amo de «el buen catalán», le aceptase, así que era capaz de aceptar muchas de las sandeces que esta gente propone.
En esta espiral de estupideces en la que estamos inmersos, escuché anteayer que el aeropuerto de El Prat debe gestionarse con criterios de «catalanitat». ¡La madre que los parió! ¿Qué son criterios de catalanitat? ¿A dónde nos conducen? Escuchen, deseo un Prat eficiente, sostenible, que tenga vuelos en función de la demanda y rentables para las empresas que los operan. Además, deseo que Girona, Reus y el futuro aeropuerto Seu-Andorra (por llamarlo de algún modo), entren en una gestión de vuelos positiva tanto para aceptar turismo y negocios como para exportarlo. Estos son criterios empresariales, no de catalanidad. ¡Memos!.
Ayer hablaba Jordi Goulas, economista de la Vanguardia, del endeudamiento de las empresas públicas catalanas. Decía que era culpa de nuestro déficit fiscal (vaya, lo que el Estado nos debe). También decía que esto se usaba demagógicamente y servía para que se dijesen cosas como «los catalanes son ahorradores, pero con el dinero público son manirrotos». También pedía que se publicasen las balanzas fiscales. Totalmente de acuerdo, con lo último claro. Las balanzas fiscales deben ser públicas y las Comunidades deben recibir ingresar por número de habitantes, equivalente a cantidad de servicios a prestar. Pero mientras haya un régimen autonómico como el actual dónde cada Comunidad presta diferentes servicios siempre habrá déficit en una u otra. Servicios idénticos, ciudadanos idénticos, por favor.
Un ejemplo del desastre autonómico está en el sello de producto ecológico (en Cataluña http://www.ccpae.org/). Cada Comunidad tiene el suyo, gestionado con criterios diversos (y manteniendo 17 oficinas, con su diverso personal, independientes). Parte de esto se paga entre todos. Ahora, además, hay una entidad supracomunitaria, pero no todas las comunidades se han adherido. Además, no tiene competencias, sólo propone a la espera de que las otras acepten. Entretanto, nuestros sellos no son nada fuera de España. Francia tiene Ecocert y alemania Biosiegel. Hay empresas que certifican en estas otras entidades para tener más peso internacional. Esto es lo que genera el actual régimen autonómico, criterios diferentes, desorden, mayor gasto, mayor «personal funcionario amigo» (prevendas) y pérdida de poder frente en marcos internacionales.
Sí señor, debemos continuar con criterios de catalanidad, y de valencianidad y de madridismo y canarios y… ¡Malditos! Lo estáis arruinando todo.
Albert Hurtado
Ciutadans, Federación de Tarragona 